Uno de los lugares más emblemáticos de Gijón, para mí quizá el más querido, es el Parque de Isabel la Católica.
Una noche, tras iniciarse las obras del aparcamiento de la avenida de Castilla (2010), ante la visión desoladora de los laureles que lindaban con ésta, talados para el ensanche, tuve una pesadilla: que el parque era totalmente cercenado para construir un aparcamiento más grande. Ojalá que la imagen se quede ahí, en el delirio nocturno.
Mi pasión por la naturaleza me convierte en un conservacionista nato. Y me duelen los daños que se le causan al parque, como si fuesen perpetrados contra mi propia familia… pues de algún modo lo es.
A través de mis imágenes de PEQUEÑO PARAÍSO no voy a descubrir, lo sé, la belleza de este singular paraje. Solo deseo, y me bastaría que así fuese, resaltarla con estampas nuevas, que hablan de otra forma de ver.
Fueron realizadas a lo largo de un año natural de peregrinaciones diarias, de dos horas o más, que supuso para mí la realización de un sueño: convivir intensamente con mis “otros hermanos” y devolverles, en forma de imágenes, el honor de poder disfrutar de ellos tantas veces cuantas quise –y quiero-.
Ojalá también vosotros disfrutéis de este privilegio, mejor en vivo o, si no queda otra, a través de estas instantáneas.
*** Presto, amici ***
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