Mi primera etapa en Gijón fue complicada. Trataba de superar una importante crisis personal y a la vez adaptarme al ritmo de la ciudad. Había realizado el viaje con lo justo, sin mis herramientas de trabajo, y ello dificultó aún más las cosas.
La principal ocupación y distracción en aquellos días fue recorrer, con paso lento y solitario, el paseo del Muro. Una y otra vez de comienzo a fin… y viceversa.
La soledad no era total, ahí estaban aquellos otros transeúntes que de algún modo se habían convertido en mis nuevos amigos. Un grupo de personas muy discretas, silenciosas e inofensivas. El cóctel de formas era de lo más variado, pintoresco y divertido a veces. En su compañía comencé a experimentar los frutos de la renovación.
De esos instantes entrañables quedaron como testimonio las imágenes de GIJÓN IN-SÓLITO. Ni siquiera disponía de cámara fotográfica y por ello tuve que utilizar para hacer las fotos el teléfono móvil. Y felizmente, cumpliéndose así mis premisas, los resultados con esta herramienta, quizá inapropiada, fueron tales que no hubiese podido alcanzarlos con la mejor máquina digital.
El toque insólito de la colección se lo di en el procesado, con un editor sencillo, mediante el cual traté de emular las calidades plásticas de la pintura.
*** Hasta la próxima, espero que os guste ***
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